El clima está cambiando y como consecuencia, la concienciación de la población sobre la sostenibilidad de nuestra actividad como ser humano está aumentando. En el año 2015 la ONU estableció los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para el año 2030 y fue firmado por casi todos los países del mundo. Dos de ellos, el objetivo 11 “Ciudades y comunidades sostenibles” y el objetivo 12 “ Producción y consumo responsable”, afectan de lleno al sector de la promoción y la construcción. Desde entonces han surgido muchas iniciativas, legislaciones y políticas para cambiar nuestra huella en el planeta.
Debido a todo ello, y a las nuevas regulaciones de la Comisión Europea, las grandes corporaciones y los inversores están incorporando políticas de seguimiento de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG en inglés) e incrementando la importancia de esos criterios en las decisiones de inversión, con lo que será un factor decisivo en la industria inmobiliaria en los próximos años.
La industria de la construcción ha sido muy criticada por su alta emisiones de CO2, consumo de materias primas y producción de residuos. Actualmente se calcula que el 40% de energía consumida, se usa en los edificios. El sector de la construcción produce entre el 25 y el 30% de los residuos en la Unión Europea, 2,5 toneladas por habitante (Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña ITCC), es el sector de mayor consumo de materias primas del mundo, 2 toneladas de materias primas por cada metro cuadrado de vivienda construida (ITCC), y responsable de cerca del 40% de las emisiones de CO2.
El pasado 25 de octubre el consejo europeo ha revisado la Directiva Europea sobre Eficiencia Energética en Edificios, con el objetivo de que todos los edificios nuevos que se construyan a partir del 2030 serán de emisiones cero, y que los edificios actuales deberán serlo para el 2050.
No cabe duda de que en el futuro podremos captar más energía solar, utilizar mas energía renovable e incluso construir reactores de fusión nuclear para abolir la escasez de energía para siempre. Pero en el caso de los recursos materiales, no hay ninguna tecnología de este tipo a la vista, por lo que se convierten en recursos finitos.
En este entorno surge el concepto de economía circular que se podría definir como un modelo económico que desvincula el crecimiento y desarrollo económico del uso de los recursos naturales y hace hincapié en la longevidad, reutilización y el reciclaje.
En nuestro sector las mayores empresas constructoras y promotoras de Europa están incorporando criterios de economía circular en sus planes estratégicos, aunque todavía están en sus primeras etapas. La construcción circular es mucho mas que reciclar. Involucra a todos los actores del proceso constructivo, organismos, promotores, arquitectos, ingenieros, constructora, industria de productos para la construcción, usuarios y facility managers, todos conjuntamente tienen que involucrarse en minimizar el uso de materiales, aumentar su ciclo de vida y maximizar su reutilización.
Diseñar y construir edificios mediante módulos que se ensamblen entre si, que sean fácilmente reutilizables, con bajo consumo energético, bajo mantenimiento, amplio ciclo de vida y fácil de rehabilitar es el reto que el sector tiene para los próximos años. Será necesario invertir en I+D+I, para mejorar la gestión de los stocks, minimizar el uso de materia prima, conseguir que los residuos se conviertan en recursos, potenciar el uso de materiales regenerables (como la madera procedente de bosques sostenibles, por ejemplo), crear nuevos sistemas de producción y logística, y transformar digitalmente los procesos.
Esta transformación podrá crear problemas en la industria actual, pero también surgirán nuevas oportunidades y nuevos modelos de negocio con nuevos productos y servicios.
La transición a este nuevo modelo económico mas sostenible, ha comenzado y es imparable. El sector debe transformarse rápidamente y hay mucho camino por recorrer. El clima está cambiando y nuestra forma de construir deberá cambiar también.