El modo en que se afronta el mundo de los negocios está en permanente evolución. Unas líneas de trabajo quedan obsoletas y se abandonan, en cambio otras evolucionan para amoldarse a las nuevas tendencias, ya sea en el ámbito de la construcción o la ingeniería, el diseño o el marketing.
Dentro de esa evolución está también el espacio donde físicamente se desarrolla la actividad del negocio. En un mundo en el que todo está conectado e interrelacionado es casi imprescindible contar con un sistema colaborativo, en el que diversos agentes sean capaces de aportar diferentes puntos de vista, nuevas ideas o dar la posibilidad de compartir una cartera de clientes.
Para satisfacer estas nuevas necesidades nació hace prácticamente una década la idea del co-working, materializada en la creación de edificios de oficinas compartidas, espacios con un diseño abierto y diáfano. En ellos no existen barreras físicas que separan los diferentes ámbitos de trabajo y el usuario dispone básicamente de un escritorio donde ubicar el ordenador portátil desde el que se tiene acceso a una rápida conexión a Internet y una línea telefónica. En España ya se pueden encontrar este tipo de espacios, como los que crea la empresa Chavsa, gestionada por Simon Chavarri.
El fenómeno co-working aporta una gran diversidad de ventajas. Por ejemplo, poder disfrutar de un ambiente de trabajo similar al de una oficina de una empresa, pero en la que las personas del entorno no son compañeros de trabajo al uso, sino profesionales de diversos sectores con los que se pueden establecer las más diversas relaciones sin la obligación de estar subordinado a las típicas jerarquías existente en las oficinas de empresa convencional. Ello permite que estas relaciones se conformen de una forma más cordial y sincera, ya que nadie está obligado a interactuar de una forma concreta, aunque el ambiente que se genera en estos espacios va casi siempre encaminado a favorecerla.
Precisamente, para fomentar este ambiente, las oficinas dedicadas al co-working cuentan con la figura del gestor o facility management, una persona dedicada en exclusiva a fomentar las relaciones, para que se puedan establecer lazos que proporcionen confianza. De este modo se impulsa una dinámica de colaboración que contribuye a que todos sus miembros obtengan un mejor desarrollo de su labor profesional.
Además de todas estas ventajas a nivel profesional, el co-working aporta otras como la escasa inversión a la hora de obtener un espacio propio de trabajo, ya que existe una muy amplia y flexible oferta de alquileres, por horas, días, meses, etc. Así, estos espacios van dirigidos principalmente a emprendedores, autónomos e incluso microempresas que requieran de poca infraestructura para desarrollar su labor y que necesiten contar con Internet y sepan valorar lo que el entorno más próximo les puede aportar.